Un jalón en la lucha mundial de las mujeres contra la reacción y el capital
Finalmente el derecho al aborto fue aprobado en Argentina. El debate de la ley y su aprobación fue acompañado de una profunda movilización en cada rincón del país que no solo abarcó a las mujeres, sino que abarcó a todos los explotados que se identificaron con una lucha que entendieron no sólo como un problema para la mujer trabajadora sino que al obtener esa conquista se derrotaba al mismo tiempo la iglesia y a los explotadores.
La lucha por el derecho al aborto en Argentina parte de unos años atrás donde hubo movilizaciones mucho más importantes que las últimas y fue abarcando a todos los sectores de las masas oprimidas. Este es el triunfo de una lucha que aún no ha terminado, porque una vez aprobada la ley la burguesía y las iglesias católica y evangélica utilizarán todos sus medios para restringir su aplicación.
La aprobación de la ley significa también una gran avance en la lucha por el aborto en América Latina donde hay países donde no solo está prohibido, sino que se aplican severas sanciones a las mujeres que lo practiquen. Por otro lado es una conquista enmarcada en las luchas que a nivel mundial vienen librando las mujeres, como ocurre en Estados Unidos, la India, Polonia, o Chile contra los regímenes más retrógrados y antiobreros y contra el capitalismo.
En España el aborto es legal aunque dentro de unos plazos y bajo el control del Código Penal determinando un período de reflexión de tres días bajo el control de los “pro-vida”, es decir de la iglesia. La mayoría de los abortos se realizan en clínicas privadas y la ley reconoce la “objeción de conciencia” para los médicos, la crisis en la sanidad y su privatización aumentada por la pandemia que ha llevado al colapso de la sanidad pública, amenaza la atención gratuita de la población trabajadora.
La violencia de genero contra las mujeres sigue teniendo niveles de escándalo en España, por más que haya una ministra feminista de UP que llora por la tele. No hay recursos para la mujer maltratada, divorciada, inmigrante o superexplotada, ni se terminaron los negocios de trata y prostitución.
Las instituciones más retrogradas que van contra los derechos de las mujeres: la iglesia y la monarquía, están dentro del estado y son la punta de lanza de la ofensiva contra la mujer trabajadora.
En la UE vemos como los gobiernos ultra derechistas de Polonia y Hungría, que fueron amenazados con la exclusión de las ayudas sino revisaban sus políticas reaccionarias, finalmente se han salido con la suya. Es decir que la “democracia” en Europa como en España prefiere aliarse con la derecha y la ultraderecha con la que comparte el mismo objetivo de recortar y atacar derechos. En Polonia las mujeres declararon una huelga y están en estado de movilización contra la reforma que el gobierno de derecha quiere aprobar restringiendo el derecho al aborto. Las masas polacas también entienden que es una lucha de todas y todos los explotados contra los explotadores.
El triunfo de la lucha de las mujeres en Argentina es un jalón a nivel mundial contra la ofensiva del capital contra las mujeres y los trabajadores, los planes del capitalismo en todos los países es hacer retroceder en sus conquistas históricas a las trabajadoras y trabajadores, la pandemia de la Covid ha puesto de relieve que estamos en una etapa de descomposición del capitalismo que ante el derrumbe y la crisis pretende salvarse a costas de la sangre y la miseria de las y los trabajadores y quiere retrotraernos a las condiciones de hace un más de siglo.
Vemos en España los desahucios donde las principales víctimas son las mujeres y los niños o en las recientes recomendaciones del Pacto de Toledo que van a implicar una serie de reformas laborales contra las y los trabajadores. Las mujeres serán las más perjudicadas, por ejemplo en la desigualdad de pensiones o salarios, o en la medida estrella del Ingreso Mínimo y Vital que solo lo ha logrado cobrar después de tortuosos trámites una ínfima minoría. Son las mujeres cabezas de familia las más perjudicadas, frente a lo cual el gobierno “progresista” y su ala izquierda acaban coincidiendo con la derecha que dicen combatir en la aplicación de las reformas retrógradas del Pacto de Toledo.
Como conclusión: la lucha por el derecho al aborto no ha terminado ni en Argentina, ni en España ni en el mundo, entre otras cosas porque es un derecho inseparable del conjunto de derechos de la mujer y de los trabajadores y debe formar parte del programa de la clase obrera.